Después de algún tiempo volví al Teatro de Lucía, en esta ocasión para ver "Lo que sabemos" de Daniel MacIvor, interpretada por Sergio Gjurinovic y Nicolás Galindo, bajo la dirección de Adrián Galarcep.
Llegar y percibir la calidez del Teatro de Lucía son una misma cosa. Se siente familiar, íntimo, como si no se tratara de acudir a un espectáculo público sino de un encuentro entre amigos, y por lo que he podido observar, es algo que en realidad ocurre muy a menudo pues viejos conocidos se saludan antes de iniciar la función.
Los muchos comentarios positivos que leí y escuché durante la primera temporada de "Lo que sabemos" en el Teatro El Olivar, hicieron que lamentara no haberla visto y me propuse no volver a perder la ocasión durante su segunda temporada. Hoy llegó a su fin y espero que, al igual que yo, muchos hayan disfrutado al menos de una función de esta puerta dorada al arte escénico.
"Lo que sabemos", "On It On" en inglés, viene a ser un espectáculo teatral de estructura compleja, donde dos actores, dos sillas y una casaca son los elementos que dan vida a una obra que lleva inmersa tres realidades, con casi una decena de personajes en escena. Después de verla no pude sino pensar en el gran reto actoral que este intercambio de diferentes roles en una sola función significó para Sergio Gjurinovic y Nicolás Galindo, con lo que demuestran una vez más su alto nivel interpretativo.
Éste y El Otro, Sergio Gjurinovic y Nicolás Galindo respectivamente, coordinan los detalles de su próxima obra por estrenarse. Sobre el escenario, y mientras deliberan e intercambian opiniones, la pareja va intercambiando roles siendo a su vez Ray (el personaje principal) y quienes se relacionan de algún modo con él: su doctor, su hijo, su esposa, el amante de su esposa, la esposa del amante, o el hijo de esta última. Así como vamos conociendo los entretelones de esta representación de desamor y abandono, también seremos testigos del inicio de la relación entre Éste y El Otro, su deterioro, y su intento por recuperar lo perdido. La planificación y la imprevisión de un mismo suceso marcan el final de las historias y, acaso, para el espectador, el deseo de ver la función una vez más.
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